Los adolescentes que comen «snacks» menos propensos a tener sobrepeso
Un equipo estadounidense que analizó a 5.800 adolescentes incluidos en una encuesta oficial de salud reveló que la obesidad, en especial la abdominal, disminuía según la cantidad de refrigerios que los participantes consumían a diario.
El 39 por ciento de los que dijeron que no consumían estos alimentos tenían sobrepeso u obesidad, comparado con el 30, el 28 y el 22 por ciento de los que ingerían dos, tres o cuatro o más por día, respectivamente.
El 24 por ciento de los que no comían «snacks» tenían obesidad abdominal, comparado con apenas el 11 por ciento del grupo que ingería cuatro por día.
Los resultados aparecieron en el American Journal of Clinical Nutrition.
Un estudio reciente reveló que en Estados Unidos el consumo infantil de refrigerios aumentó entre 1977 y el 2006. Los postres y las bebidas dulces fueron las principales fuentes de calorías y los autores opinaron que la tendencia a «comer constantemente» sería uno de los motivos del crecimiento de la obesidad infantil.
Pero en la nueva investigación, los que ingerían los «snacks» eran los más delgados.
Tras considerar varios factores, como el ejercicio, el tiempo frente a la televisión o la computadora, la etnia y el ingreso familiar, el refrigerio se mantuvo asociado con un bajo riesgo de tener sobrepeso u obesidad.
Los adolescentes que comían cuatro o más bocadillos por día eran un 60 por ciento menos propensos a tener sobrepeso, obesidad u obesidad abdominal, que los que no comían estos alimentos.
El equipo analizó también si los adolescentes habían tratado de adelgazar. Estas personas dejan de consumir «snacks», y eso podría explicar la obesidad en el grupo que no los comía, explicó la doctora Debra R. Keast, de Food & Nutrition Database Research Inc., en Okemos, Michigan.
Pero los intentos de bajar de peso no explicaron la conexión entre el consumo más frecuente de refrigerios y el menor riesgo de sobrepeso, dijo Keast a Reuters Health.
Los resultados no prueban que los bocados ayuden a los niños a controlar el peso.
Una limitación clave del estudio, destacó, es que los adolescentes fueron entrevistados una sola vez: todos habían participado en una encuesta oficial de salud y nutrición realizada entre 1999 y el 2004, en la que se les pidió que recordaran lo que habían comido en las últimas 24 horas.
Para confirmar la conexión entre el consumo de «snacks» y el peso más bajo, Keast opinó que los estudios deberían seguir a los niños en el tiempo para comprobar si los que los ingieren con frecuencia son menos propensos a tener sobrepeso.
Por ahora, sostuvo, lo importante es que los padres alienten a sus hijos a comer alimentos saludables, como frutas frescas, vegetales, frutas secas, granos integrales y productos lácteos descremados.
Fuente: Reuters Health