Verifican los buenos resultados y la seguridad del balón intragástrico
Este método, empleado ya en 2.000 pacientes que tenían desde sobrepeso hasta obesidad mórbida, logra la reducción de peso sin mortalidad y con tasas de morbilidad muy bajas incluso en pacientes no hospitalizados, según ha mostrado un estudio realizado por el Servicio de Aparato Digestivo y Endoscopia del Hospital Universitario Sanchinarro, en Madrid, y publicado en Obesity Surgery Journal.
Así, hemos podido concluir y demostrar a la comunidad científica que se trata de un buen método de ayuda a la pérdida de peso (suelen perder una media de 23 kilos) a través de una dieta hipocalórica equilibrada y para mejorar comorbilidades. Además, se perfila como un tratamiento seguro (debido a que la mortalidad es cero) siempre que no se realice sobre un estómago previamente operado.
Lo que hay que dejar muy claro es que es un tratamiento que no debemos indicar a los pacientes sino que ellos son los que tienen que elegirlo. De cada cien pacientes se lo implantan el 80 por ciento», ha afirmado Gontrand López-Nava. El trabajo español, dirigido por López-Nava, también ha demostrado que se puede colocar sin complicaciones un segundo balón, logrando buenos resultados después de doce meses de tratamiento.
Evaluación
El objetivo de este estudio, presentado ayer en Madrid, era la evaluación en una población de 714 pacientes -a los que se les implantaron uno o dos balones intragástricos entre el 1 de junio de 2005 y el 31 de mayo de 2007- de los resultados de esta técnica en términos de pérdida de peso y cambios en la comorbilidad. El método que se siguió en todos los casos incluidos en el trabajo del Hospital Universitario Sanchinarro fue la colocación del balón intragástrico después del diagnóstico por endoscopia.
El dispositivo fue inflado bajo la visión directa del endoscopio con solución salina (600-700 mililitros) y azul de metileno (10 mililitros). La intubación se realizó en pacientes con un índice de masa corporal superior a 40 kg/m2 afectados por apnea del sueño o enfermedad pulmonar obstructiva crónica. Al cabo de seis meses (es seguro hasta los siete), el balón fue eliminado y los pacientes fueron «liberados» con terapia farmacológica y una dieta de 1.000 kilocalorías. En el caso de los pacientes que se sometieron a la colocación consecutiva de un segundo balón, pasó un mes desde la eliminación del primero.
«En realidad se podría colocar el segundo balón en el momento en que se retira el primero pero particularmente prefiero esperar para que el paciente se acostumbre también a no llevarlo». Tras la colocación del balón, que se lleva a cabo sin anestesia general, sin ingreso hospitalario, sin puntos ni grapas y sin infecciones, los pacientes se someten a un seguimiento durante siete meses. «El verdadero mecanismo de acción de esta técnica es un perfecto engranaje entre los especialistas del aparato digestivo, los endocrinólogos y los psiquiatras o psicólogos».
El trabajo publicado en Obesity Surgery Journal incluye una tabla que, en palabras de López-Nava, es la encargada de mentalizar a la sociedad. «El gran problema de salud para un obeso son las comorbilidades. En esta tabla vemos que con el balón intragástrico hemos conseguido reducir la apnea del sueño, mejorar la tensión arterial y los niveles de glucemia en los pacientes obesos que son diabéticos. Además, se ha reducido el número de fármacos para el dolor en osteartropatía».Del trabajo en 714 pacientes (143 hombres y 571 mujeres) se extraen datos curiosos, como el relatado por López-Nava: «En pacientes con enfermedad más leve los hombres perdían menos peso que las mujeres; sin embargo, en obesidad media la pérdida de peso es equivalente en ambos sexos».
Efectos secundarios
El 95 por ciento de los pacientes presentaron náuseas, vómitos y calambres epigástricos durante los cuatro o cinco primeros días. El porcentaje de retirada precoz por intolerancia es del 0,8 por ciento. «En cuanto al futuro, podemos ir adelantando que para el año que viene quizás empiecen a aparecer diferentes modelos de dispositivos intragástricos».
(Obesity Surgery Journal; DOI: 10.1007/s11695-010-0093-3).