La grasa abdominal una amenaza para los huesos de las mujeres

El exceso de peso alrededor del abdomen no solo incrementa el riesgo de enfermedad cardiaca y de diabetes, una investigación reciente sugiere que también incrementa el riesgo de desarrollar osteoporosis en una mujer.

En un estudio con 50 mujeres premenopáusicas de distintos tamaños, investigadores de la Harvard hallaron que las mujeres que tenían más grasa alrededor del abdomen tenían más probabilidades de tener menor densidad mineral ósea, algo que puede conducir con el tiempo a la osteoporosis.

«No toda la grasa es igual. La grasa abdominal tiene efectos perjudiciales sobre la salud ósea», señaló la Dra. Miriam Bredella, autora líder del estudio, radióloga del Hospital General de Massachusetts y profesora asistente de radiología de la Facultad de medicina de la Harvard en Boston.

Bredella tenía previsto presentar los hallazgos el martes en la reunión anual de la Sociedad Radiológica de Norteamérica (Radiological Society of North America) en Chicago.

Hasta diez millones de estadounidenses, la mayoría mujeres, tienen osteoporosis, según el Instituto Nacional de Artritis y Enfermedades Musculoesqueléticas y de la Piel (NIAMS). Otras 34 millones de estadounidenses tienen baja densidad mineral ósea, lo que las pone en riesgo de desarrollar osteoporosis, informa el NIAMS.

Según el NIAMS, entre los factores de riesgo para la osteoporosis se encuentran la deficiencia de estrógeno, una dieta que no incluye calcio y vitamina D, trastornos alimentarios, ciertos medicamentos, un estilo de vida sedentario, beber demasiado alcohol y fumar.

Sin embargo, anteriormente se creía que el exceso de peso de alguna manera protegía contra la pérdida ósea, según Bredella.

El índice de masa corporal (IMC) promedio de las mujeres reclutadas para el estudio fue de treinta y los puntajes iban de 19 a 46. Se considera normal un IMC entre 18.5 y 24.9, mientras que uno entre 25 y 29.9 se considera exceso de peso. Un IMC de 30 o más se considera obesidad, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.

Las mujeres se sometieron a una técnica especial de diagnóstico por imágenes conocida como espectroscopia por IRM, que le permitió a los investigadores medir los depósitos de grasa, incluida la que se encuentra en la médula ósea.

Las mujeres que tenían más grasa visceral, en la zona central, tuvieron más probabilidades de tener baja densidad mineral ósea. Además, se notó la relación entre la grasa visceral y los niveles de grasa en la médula ósea.

«La grasa visceral es grasa abdominal profunda y se ha encontrado que es mala para la enfermedad cardiaca y la diabetes. Este tipo de grasa libera ácidos grasos al hígado, además de otras sustancias y hormonas que afectan el corazón y el páncreas, incluso probablemente los huesos», aseguró Bredella. «Pero, no sabemos exactamente qué tiene la grasa visceral que cause problemas».

En cuanto al aumento de la grasa de la médula ósea, «mucha grasa en [este lugar] debilita el hueso»; aseguró Bredella.

«Este estudio trae más malas noticias sobre la obesidad. «Lo único en lo que pensábamos que la obesidad ayudaba, la protección de los huesos, resultó falso», agregó.

«Este es un estudio fascinante que suscita preguntas interesantes e importantes», señaló la Dra. Judi Chervenak, profesora clínica asociada de obstetricia, ginecología y salud femenina del Colegio de Medicina Albert Einstein de la ciudad de Nueva York.

«Tener peso saludable e intentar controlar la grasa visceral se está haciendo importante desde muchísimos puntos de vista distintos», aseguró. «Es necesario hacer cambios en el estilo de vida que se enfoquen en la salud general y el bienestar. El ejercicio es muy importante para prevenir la osteoporosis y otras enfermedades. «Si no ha estado activa, intente simplemente pararse y salir a caminar. Idealmente, llegará en algún momento a hacer ejercicio regular, pero vaya y haga algo de ejercicio», recomendó.

Bredella aseguró que, actualmente, los investigadores estudian la distribución de la grasa y la densidad mineral ósea en los hombres para determinar si los patrones se mantienen para ambos sexos.

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