Beber agua antes de comer para bajar de peso
Un nuevo estudio encontró que los adultos mayores y de mediana edad que bebían dos tazas de agua antes de cada comida consumían menos calorías y perdieron más peso que los que no lo hacían.
Los investigadores dividieron a dos grupos de hombres y mujeres con sobrepeso y obesos de entre 55 y 75 años de edad en dos grupos: a un grupo se le pidió que consumiera una dieta baja en grasas y calorías; al otro grupo se le dijo que siguiera la misma dieta, y que bebieran dos tazas de agua antes del desayuno, el almuerzo y la cena.
Luego de doce semanas, los que bebían agua antes de las comidas habían perdido 7 kg (15.5 lb), frente a 5 kg (11 lb) entre los que no, una diferencia de casi treinta por ciento.
Los investigadores sacaron la idea del programa de pérdida de peso de investigaciones anteriores, que encontraron que cuando los adultos de mediana edad y mayores bebían agua antes de las comidas, comían entre 75 y 90 calorías menos en la comida.
Sin embargo, no estaban seguros de si los que bebían agua compensarían comiendo más el resto del día, apuntó la autora principal del estudio Brenda Davy, profesora asociada del departamento de nutrición humana, alimentos y ejercicio de la Virginia Tech. Pero tras doce semanas de dieta, esto no había sucedido.
«Beber más agua es una estrategia bastante sencilla que podría resultar útil para las personas que intentan perder peso», señaló Davy. «No estamos diciendo que si se bebe más agua desaparecerá la grasa corporal. Pero para las personas que intentan perder peso siguiendo una dieta baja en calorías, es algo que pueden hacer como parte de su programa».
La investigación debía ser presentada el lunes en la reunión anual de la American Chemical Society en Boston.
Davy enfatizó que uno de los problemas más molestos de las dietas es lo difícil que es mantener la pérdida de peso a largo plazo. Davy y sus colegas continuaron dando seguimiento a los participantes tras el periodo de doce semanas.
Después de un año, los datos preliminares muestran que los que siguieron bebiendo agua antes de las comidas no sólo no recuperaron el peso, sino que continuaron perdiendo un poco más, unas 1.5 libras (poco más de medio kilo) en promedio.
Pero el consumo de agua antes de comer podría tener una limitación: tal vez sólo funcione si se es de mediana edad o mayor, apuntó Davy.
Investigaciones anteriores han mostrado que entre los que tienen de 18 a 35 años, beber agua antes de las comidas no provocó que consumieran menos calorías, señaló Davy.
En las personas mayores, el estómago tarda más en vaciarse, por lo que quizás el agua ayude a que se sientan más satisfechos y con menos hambre, mientras que en la gente más joven, el agua comienza a abandonar el estómago casi de inmediato, comentó Davy.
Barry Popkin, director del Centro de Investigación sobre Nutrición y Obesidad de la Universidad de Carolina del Norte, dijo que los hallazgos son «promisorios». Su investigación ha mostrado que las personas que beben mucha agua beben menos bebidas azucaradas, comen más frutas y verduras, y en general consumen menos calorías durante el día.
Una causa de la epidemia de obesidad es que los estadounidenses consumen unas 300 calorías adicionales al día en bebidas azucaradas, en comparación con hace treinta años, añadió Popkin. Esto incluye refrescos, refrescos de fruta y jugos de fruta con azúcar añadida, bebidas deportivas y té endulzado.
«Si bebe más agua justo antes de una comida y se llena un poco justo antes, potencialmente podría reducir la ingesta alimentaria», planteó Popkin. «Pero lo que nos concierne es animar a la gente a beber agua para reemplazar todas esas bebidas calóricas que consumimos».
Otro desafío de la estrategia de beber agua antes de comer para perder peso es lograr que la gente lo haga, apuntó Carla Wolper, profesora asistente del Centro de Trastornos Alimentarios de la Universidad de Columbia e investigadora de la facultad del Centro de Investigación sobre la Obesidad de Nueva York del Hospital St. Luke en esa ciudad.
«La pregunta es si la gente sigue bebiendo agua en un contexto que no sea de estudio», cuestionó Wolper. «Sabemos que hay muchas cosas sencillas que la gente podría hacer para perder peso. Los ensayos clínicos han mostrado que si la gente escribe lo que come, pierde el doble de peso. Pero es muy difícil lograr que la gente escriba lo que come. O si la gente redujera las porciones apenas un poco, perderían peso. Pero no lo hacen».
Lo mismo pasa con beber agua. Incluso los cambios que parecen pequeños requieren un compromiso. «Cambiar un patrón de conducta es complejo, y requiere tiempo y energía», aseguró Wolper.
Aún así, vale la pena intentarlo, agregó. «A menos que la gente exagere con el agua, es inocuo y barato. Y si durante un día completo reduce la cantidad de comida que la gente ingiere, por supuesto es buena idea», dijo Wolper.
Con frecuencia, los dietistas sugieren una bebida no calórica como soda con limón, refrescos o té de dieta para ayudar a resistir el deseo de comer después de la cena, comentó Wolper.
Fuente: HealthDay