Proteinomanía
Latas de polvos para preparar, barritas y geles pueden parecer los compañeros perfectos para favorecer la producción de músculo. Aunque ayudan a reparar las fibras dañadas después del ejercicio, un informe de la OCU tacha a estos productos de caros e innecesarios.
Pasan horas en el gimnasio y las pesas se han convertido en su mejor compañía. Conseguir un cuerpo fibroso en el que los músculos estén bien desarrollados es el objetivo de miles de hombres y alguna mujer, aunque en menor medida. Hoy en día, los cánones de belleza persiguen una figura esbelta, fuerte y bien marcada. Sin embargo, en la mayoría de las ocasiones, el tiempo que se emplea en los centros deportivos no les resulta suficiente y recurren a todo un arsenal de productos, también conocidos como suplementos para deportistas, con el fin de conseguir su objetivo lo antes posible. Por norma general, el ingrediente estrella de estos productos son las proteínas, responsables de la formación de masa muscular. No obstante, la opinión de los expertos se divide a la hora de cuestionar su eficacia y necesidad.
Para el doctor Juan Antonio Corbalán, director de la Unidad de Fisiología del Ejercicio de Novoclinic y ex jugador de baloncesto del Real Madrid, «no existe una relación causa-efecto entre el consumo ingente de proteínas y el rendimiento deportivo, pero sí es verdad que en algunas especialidades parece que la hiperproducción de músculo es fundamental ». La pauta que debe regir el consumo de estos productos tiene que venir marcada en función del ejercicio que se vaya a practicar. Por este motivo, el doctor Julián Ílvarez, profesor de Medicina Deportiva de la Universidad Miguel Hernández de Alicante, director médico del Centro de Apoyo al Deportista del Centro de Tecnificación de Alicante y miembro del Consejo Asesor Nutricional de Herbalife Internacional, matiza que «no hay suplementos mejores ni peores, sino más o menos idóneos para cada deportista en función de su situación. No es lo mismo uno que quiera aumentar su resistencia sin incrementar su peso como un maratoniano, que un defensa de rugby o un pívot de baloncesto, que lo que pretende es tener más masa muscular ».
Límites
Barritas, sobres, geles, batidos… La lista es interminable. Por ello, la cantidad y la frecuencia con que se ingieran son la clave para evitar, a la larga, cualquier trastorno en el organismo. Tradicionalmente se solía establecer, según Corbalán, «que una persona debía tomar un gramo de proteína por cada kilogramo de peso. Sin embargo, los estándares parece que han subido y se sitúan en un gramo y medio ». Dado que el entrenamiento supone un gran desgaste «porque se pierde músculo y se rompen muchas fibras, hace falta un mayor aporte proteinico para que ayude a reparar las fibras lesionadas », añade. Los deportistas de alto nivel suelen recurrir, por norma general, a las latas de polvos hiperproteícos. Sin embargo, otra alternativa natural está «en comer 30 huevos al día, cocidos y sin yema para no sobrecargar al organismo y así dotarle del albúmina, una proteína de alta calidad. Aunque pueda parecer abusivo, conozco a deportistas que han llegado a tomarlos », sostiene Corbalán. En este sentido, Ílvarez añade que «se ha usado mucho la proteína derivada del huevo y del suero de la leche, si bien en los últimos tiempos está habiendo una tendencia hacia las proteínas de origen vegetal, sobre todo la de soja, que nos ofrece una calidad similar a las animales y, además, son cardiosaludables ».
Distintas necesidades
Debido a la variedad de productos que hay en el mercado, cada uno está destinado para un fin diferente. Por ejemplo, las barritas están más enfocadas como un «snack » para tomar entre horas, mientras que los batidos o latas de polvos pueden tomarse tanto en la comida como en la cena. Pero, sin duda, la última novedad son unos geles que han causado furor en Estados Unidos y no necesitan preparación. Se les conoce como «biodisponibles », porque el cuerpo absorbe los nutrientes que se consumen. Aunque los hay con diferentes funciones, el conocido como PRO contiene diez gramos de proteínas y está destinado para los atletas que quieren aumentar su masa muscular.
A este respecto, Sergio Astolfi, profesor de educación física, sostiene que «son productos muy buenos, pero existen otros tanto o más eficaces ». Sin embargo, Corbalán considera que, «aunque no los conozco y no he visto la composición, creo que este tipo de productos están más destinados para la gente de la calle que para el profesional ». En cualquier caso, una dieta equilibrada y variada se sitúa, sin duda, por encima de cualquier suplemento. Por ello, supone un error centrar el menú diario en estos productos. Para Astolfi, «nada suple a la alimentación, pero sí pueden mejorar la calidad del menú ». Esta misma opinión la comparte Corbalán quién, además, añade que «una persona bien entrenada, coma lo que coma, rinde más. A día de hoy, nadie ha demostrado que un deportista mejore las marcas por ingerir proteínas por encima de las dosis óptimas. Además, por nuestra evolución genética debemos tomar todos los nutrientes y el combustible fundamental para vivir son los hidratos de carbono ». A diferencia de las opiniones anteriores, Ílvarez sostiene que «aunque sí se podría tomar sólo estos suplementos porque son alimentos, siempre recomendaría mantener un consumo de frutas y verduras ». Además, «no olvidemos que gran parte de los alimentos proteicos son también los más ricos en grasas saturadas. Los suplementos son muy útiles por su facilidad de uso y por permitirnos incorporar esos nutrientes de una forma rápida y segura justo en el momento que los necesitamos ». Sin embargo, un informe elaborado por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) sobre suplementos para deportistas sostiene que son caros y totalmente innecesarios. Dado que muchos deportistas toman preparados especiales y están convencidos de que ayudan a aumentar su rendimiento físico, según la OCU «no hay nada demostrado científicamente e incluso pueden tener el efecto contrario al deseado cuando reemplazan a una adecuada alimentación ». Asimismo, sostienen que «salvo en personas que por diversos motivos no puedan ingerir la cantidad diaria de nutrientes recomendada, los suplementos de aminoácidos o proteínas no deben tomarse, ya que no aportan ninguna ventaja con respecto a las que se obtienen con la alimentación normal. Además, muchas veces se les otorga propiedades que sólo corresponden a intereses comerciales ». El abuso de proteínas puede acarrear serios problemas para la salud, como «sobrecargar el sistema metabólico y aumentar el trabajo hepático, principalmente. Por lo que es peor el remedio que la enfermedad », advierte Corbalán. Sin embargo, Ílvarez mantiene que «existe una leyenda urbana sobre que dañan el riñón y el hígado, pero no es así ».
Fuente: LaRazon.es